Colegio 2007


Estuve intentando evadir lo inevitable, dedicarles un merecido posteo por estos tres años que compartimos. Mucho más arduo que escribir la monografía, que redactar en 20 renglones en primera persona o plural mayestático sobre x tema en las clases de lengua, más que cualquier discurso para un modelo, es hacer esta suerte de carta de fin de nuestra secundaria. Lo cierto es que esto de la graduación trae consigo una serie de sensaciones antagónicas que se conjugan para lograr convivir en un mismo individuo: el egresado.
La alegría y la tristeza, la incertidumbres y las certezas, las he experimentado de forma conjunta y con alta intensidad en este último mes. Me sobrevienen, me llevan y me traen, me recuerdan desde los momentos más placenteros que viví con ustedes hasta los más difíciles.
No pienso enumerar en orden cronológico todos los increíbles momentos que pasamos juntos, eso ya lo hicimos en reiteradas ocasiones, risas de por medio, los recuerdos siguen vivos en la memoria y en las sensaciones que podamos haber experimentado juntos. Hoy no se trata sobre eso, pero sí sobre un agradecimiento en general hacia todo lo que formó parte de mi vida durante estos últimos años.
A mis amigos y mis compañeros, por el simple hecho de haber estado en esas aulas del primer y segundo piso que ocupamos durante diversos ciclos lectivos, por las risas y peleas que podamos haber compartido, por el día a día, por un viaje de egresados que superó todas mis expectativas y una fiesta de egresados alucinante.
A los directivos y staff docente en general, por preocuparse por enseñarnos eso que no está en los libros y trasciende los contenidos académicos: los valores y todo aquello que nos pueda haber hecho crecer como personas.
A Mery Zeballos en particular, un sentido gracias por haberme obligado a participar en el modelo de la onu 2005. Si no fuera por ella, lo político quizás fuera un terreno ambiguo y desconocido para mí en estos momentos, y probablemente estuviera planenado estudiar Comunicación Social, desconociendo la ávidez que la política, el derecho, y las relaciones internacionales despiertan en mí.
A Edu (Mosquera), por los mejores debates a los que les dio pie, los mejores temas y hacernos pensar y repensar cuestiones que contribuyeron a nuestra formación esencial y ética durante estos años.
A Ale, porque es la que nos conoce desde más chiquitos acompañándonos por los rincones de la historia ( que es cíclica según Marx), que tanta importancia tiene para el entendimiento de nuestra realidad.
A Valetta, por haber bancado rompiendo las pelotas en clase cuado era más chica y creía que el nivel de mi inglés era equivalente al de Shekspeare.
A Paolo, por esa buena onda contagiosa que tiene, muy a pesar de que la materia que de sea la más aborrecida por muchos (incluyendome primera en la lista).
A todos ellos un profundo gracias, y a los profesores, más allá de que nosotros convirtiéndonos en la décimo cuarta camada de egresados de la EAO seamos un recuerdo vago entre nombres y caras de muchos alumnos, decirles que si bien ellos pueden olvidarse de nosotros en algún momento, nosotros nunca nos vamos a olvidar de ellos.
Por un réquiem que no pudo haber sido mejor, lo mejor para todos ellos.
S.

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