Advertencia: este post va con toda la ignorancia deportiva que se pueda tener.
Terminaron los juegos olímpicos. Por un lado, un alivio: deportes todo el día, todos los días, era aburrido para mí. Pero, por otro lado, lo bueno que tuvo todo esto: el poder ver deportes que, al menos en Argentina, están muy poco difundidos.
Voy a ser sincera, los únicos partidos que seguí completos fueron los de básquet; ni el tenis (que a veces miro) ni el hockey fueron de mi interés, mucho menos otros deportes menos conocidos como el yachting, o el popular fútbol, un deporte que me resulta soso.
De lo que quiero hablar es de los resultados y de cómo me molestan, TANTO, dos cosas:
Primero, que los medios de comunicación sólo se avoquen al fútbol: ¡deporte del orto!
Segundo: la actitud de los jugadores de fútbol.
Una de las razones por las cuales creo que lo detesto, además de que me resulta terriblemente aburrido, es el carácter que mostraron (siempre) y siguen mostrando los jugadores de fútbol, que me parece diametralmente distinto al que muestran los seleccionados de básquet y rugby. Generalizando, el jugador de fútbol me parece poco profesional comparado con otros deportistas, y tanto más soberbio. Pero lo que más me molesta, es que en algún punto la estrellita de fútbol representa el argentino promedio en una de sus facetas más viles: el individualista acérrimo.
Si bien es en la práctica un deporte en equipo, muchas veces sentí en mis épocas en que miraba (obligadamente, en realidad) fútbol, que tenía una connotación muchísimo más individual, no porque el deporte sea ontológicamente así, sino porque sus deportistas lo convirtieron en esa proyección de la sociedad argentina. Siento, cada vez que casualmente veo un partido de grandes equipos en la televisión, que al 80% de los que están en esa cancha les importa más el éxito propio que el grupal. Y eso me molesta sobremanera.
Por suerte, no es algo que vea en otros deportes. El básquet me apasiona (bah, me gusta) no solamente porque me parece mucho, mucho más adrenalínico que el fútbol, sino también por los jugadores, a los que en su mayoría considero mucho más adentrados en la idea de victoria colectiva. No adhiero al nacionalismo, pero cuando leo que Ginóbili rechazó un contrato millonario de los Spurs para jugar estos juegos, cuando veo como canta con tanto ahínco el seleccionado de rugby el himno… y después veo a los energúmenos del fútbol, no puedo evitar preguntarme a qué se debe tanta diferencia en el carácter. Tengo una hipótesis formada, que quizás algún día suba a éste blog, pero si algún visitante quiere dejarme su insight en la cuestión, bienvenido sea.
¡Ah!, me olvidaba…El fin de este post es felicitar humildemente al seleccionado de básquet.
S.
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1 comentarios:
Jajaja, tu postura anti futbol pro basquet fue evidente desde el principio.
Aguanten las leonas y la judoka!
Saludos
Cher!
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